La desprotección es una realidad en nuestra sociedad, pero la Iglesia puede ser la respuesta.
Juntos podemos crear una cultura de protección a favor de la niñez más vulnerable.
Esta propuesta está dirigida a:
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Comunidades de fe.
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Líderes y lideresas de fe.
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Responsables de niños, niñas y adolescentes.
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Padres y madres.
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Trabajadores sociales, psicólogos, abogados o funcionaros públicos del sistema de protección.